Babel



Babel



Trailer Oficial:

 

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS Y ARTÍSTICAS

 

Dirección: Alejandro González Iñárritu

País: USA.
Año: 2006
Duración: 143 min.
Interpretación: Brad Pitt (Richard), Cate Blanchett (Susan), Gael García Bernal (Santiago), Elle Fanning (Debbie), Kôji Yakusho (Yasujiro), Rinko Kikuchi (Chieko), Adriana Barraza (Amelia), Nathan Gamble (Mike), Mohamed Akhzam (Anwar), Peter Wight (Tom), Harriet Walter (Lilly), Trevor Martin (Douglas), Mónica del Carmen (Lucía).

Guión: Guillermo Arriaga; basado en un argumento de Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu

Montaje:Stephen Mirrione y Douglas Crise
Producción: Alejandro González Iñárritu, Jon Kilik y Steve Golin Música: Gustavo Santaolalla.

Fotografía: Rodrigo Prieto

Diseño de producción: Brigitte Broch
Vestuario: Michael Wilkinson

SINOPSIS

 

Dos niños marroquíes, a los que el azar ha colocado un rifle (un Winchester, que su padre acaba de comprar ) en sus manos, prueban su puntería, pero a uno de ellos, para comprobar la distancia que alcanza la bala, se le ocurre disparar a un autobús de turistas, en el que viajan un matrimonio americano que está intentando amortiguar su crisis (Brad Pitt y Cate Blanchett), resultando gravemente herida la esposa.

El hombre que les regaló esa arma es un alto ejecutivo japonés cuya mujer se suicidó y con una hija adolescente y sordomuda que necesita exhibirse para que los varones de su mundo se fijen en ella y no la menosprecien. La niña sordomuda sale con sus amigas, igualmente sordomudas, mientras mantiene una extraña relación con su padre después de la muerte de la madre.

Y a México va la asistenta del matrimonio, llevándose a los hijos del matrimonio de manera ilegal, al no poder regresar a tiempo al estar herida la mujer. Quiere asistir a la boda de unos familiares.

En un instante, las vidas de cuatro grupos de extraños en tres continentes colisionan. De hecho la película está basada en la Torre de Babel, en la cual, se unen todas las etnias.

El disparo desencadena una serie de acontecimientos fortuitos, cuyas proporciones crecen sin que nadie pueda controlarlas, como la de la teoría del caos, que servirá para conectar a una pareja estadounidense en su desesperada lucha por sobrevivir, con los dos chicos marroquíes responsables involuntarios del accidente, una niñera que cruza la frontera de México ilegalmente con dos niños estadounidenses y una adolescente japonesa sorda y rebelde sobre cuyo padre pesa una orden de busca y captura.

A pesar de las enormes distancias y de las culturas tan antagónicas que los separan, estos cuatro grupos de personas comparten un destino de aislamiento y dolor. Ninguno de ellos llegará a conocerse; a pesar de la inesperada conexión que les une, se quedarán aislados al ser incapaces de comunicarse con las personas que les rodean.

 

 

¿QUÉ CONCEPTOS MATEMÁTICOS APARECEN EN LA PELÍCULA?

La teoría del caos es la denominación popular de la rama de las matemáticas, la física y otras ciencias que trata ciertos tipos de sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales, pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro; complicando la predicción a largo plazo.

Los sistemas dinámicos se pueden clasificar básicamente en:

  • Estables

  • Inestables

  • Caóticos

  • Dinámica de sistemas

Un sistema estable tiende a lo largo del tiempo a un punto, u órbita, según su dimensión (atractor o sumidero). Un sistema inestable se escapa de los atractores. Y un sistema caótico manifiesta los dos comportamientos. Por un lado, existe un atractor por el que el sistema se ve atraído, pero a la vez, hay "fuerzas" que lo alejan de éste. De esa manera, el sistema permanece confinado en una zona de su espacio de estados, pero sin tender a un atractor fijo.

Si quieres saber más sobre la Teoría del Caos puedes leer el artículo:

El caos y la física:

http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-49/Rc-49.htm

 

APLICACIONES EN OTROS CONTEXTOS

La interrelación de causa-efecto se da en todos los eventos de la vida. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados o poéticamente: "el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York".

La consecuencia práctica del efecto mariposa es que en sistemas complejos tales como el estado del tiempo o la bolsa de valores es muy difícil predecir con seguridad en un mediano rango de tiempo. Los modelos finitos que tratan de simular estos sistemas necesariamente descartan información acerca del sistema y los eventos asociados a él. Estos errores son magnificados en cada unidad de tiempo simulada hasta que el error resultante llega a exceder el ciento por ciento.

Una de las mayores características de un sistema inestable es que tiene una gran dependencia de las condiciones iniciales. De un sistema del que se conocen sus ecuaciones características, y con unas condiciones iniciales fijas, se puede conocer exactamente su evolución en el tiempo. Pero en el caso de los sistemas caóticos, una mínima diferencia en esas condiciones hace que el sistema evolucione de manera totalmente distinta. Ejemplos de tales sistemas incluyen el Sistema Solar, las placas tectónicas, los fluidos en régimen turbulento y los crecimientos de población.

¿A QUÉ NIVEL ACADÉMICO CORRESPONDE?

 

Bachillerato y Universitario

CURIOSIDADES

  Rodada en el transcurso de un año en tres continentes, para el director Alejandro González Iñárritu, hacer esta película ha sido el equivalente a un recorrido transformador. Según dice, ha sido el mayor reto fílmico al que ha tenido que enfrentarse y que ha cambiado a todos los que se han visto involucrados. “BABEL cobró vida a partir de la necesidad moral de liberarme y hablar de cosas que me llenaban el corazón y la mente: el dolor que existe en el mundo, en lugares cercanos o distantes, simbolizado por el estudio de tragedias personales”. En realidad, ha sido como rodar cuatro películas diferentes, intentando sumergirnos en cuatro culturas y no verlas desde un punto de vista foráneo. “La película también cambió porque me vi obligado a reescribir cada historia según la cultura y las circunstancias”. Como suele pasar en estos casos, el choque de puntos de vista diferentes tanto ideológicos como físicos acabaron por transformar no sólo la perspectiva del director, sino el proceso creativo en sí. “Lo mejor de BABEL fue que empecé rodando una película acerca de las diferencias que separan a los seres humanos, las barreras físicas y del idioma, pero en el camino me di cuenta de que estaba haciendo una película acerca de lo que nos une, el amor y el dolor. Es muy posible que lo que hace feliz a un marroquí y a un japonés sea muy diferente, pero lo que nos hace sentir mal es lo mismo para todos”, dice el director.

  • El guión

  La película BABEL, inspirada en la cacofonía de voces humanas que surgió de la torre bíblica, narra cuatro fascinantes historias que transcurren en puntos muy alejados del planeta, pero que de algún modo están unidos.

El núcleo de BABEL es un tema candente del siglo XXI, la comunicación. La película estudia la incómoda contradicción que representa vivir en un mundo donde la comunicación, gracias a las últimas tecnologías, es relativamente simple en el ámbito global, pero donde sus habitantes se sienten aislados y alejados los unos de los otros. Esa fue la razón por la que Alejandro González Iñárritu escogió la palabra “Babel” para el título de la película, pensando en la torre de Babel del Génesis. Durante siglos, la ira de Yahvé y la consiguiente dispersión de una humanidad que ya no podía comunicarse, sirvió para explicar por qué no teníamos la misma cultura ni hablábamos la misma lengua. Para el director, también nos recuerda que seguimos divididos por barreras y malentendidos superficiales.

“Quería expresar con una palabra la idea general de la comunicación humana, sus ambiciones, su belleza y sus problemas”, dice el director, refiriéndose al título de BABEL para la película. “Barajé muchos títulos, pero cuando se me ocurrió la historia del Génesis, vi que era la metáfora perfecta. Todos tenemos un idioma propio, pero creo que compartimos la misma espina dorsal espiritual”.

Cada una de las historias involucra a padres e hijos, tragedia y trascendencia, lo personal y lo global, y el irreprimible deseo de comunicación.

  En opinión de Alejandro González Iñárritu, el lenguaje universal y visual del cine es un camino que permite a los artistas traspasar las fronteras y la falta de comunicación tal como lo explora en BABEL. “Creo que los idiomas pueden ser como espejismos que nos engañan y confunden. Pueden hacer que desconfiemos de los otros. Y creo que no hay mejor herramienta para romper la barrera del idioma que la fuerza de la imagen y de la música. No es necesario traducir una imagen porque despierta emociones universales. El cine es un auténtico esperanto”, acaba diciendo

  • El reparto

  Para dar vida a los personajes de BABEL, Alejandro González Iñárritu reclutó a un reparto muy diverso compuesto por auténticas estrellas y actores no profesionales que en muchos casos no tenían en común ni la experiencia ni el idioma. A pesar de todo, cada uno aportó algo único a la película. En opinión del director, un reparto semejante representaba un reto fantástico. “Una cosa es dirigir a actores en un idioma que no es el tuyo; otra cosa es dirigir a actores en un idioma que no conoces, pero también está dirigir a personas que no son actores en un idioma que no entiendes”, dice Alejandro González Iñárritu, que tuvo que enfrentarse a los tres casos durante el rodaje de BABEL.

El casting empezó con la pareja estadounidense que aún no se ha repuesto de la pérdida de su hijo. Para interpretarlos, Alejandro González Iñárritu escogió a dos de los actores más solicitados de Hollywood, la taquillera estrella Brad Pitt y la oscarizada actriz Cate Blanchett.

  Brad Pitt encarna a Richard Jones, un hombre profundamente dolido que se encuentra en medio de un terrible dilema muy lejos de su hogar. El director quería a “un icono del hombre americano” para el papel. Dice: “Me parecía importante ver a un estadounidense – como Brad – metido en un lío en un país islámico en el momento actual. Aunque el papel, a primera vista, no parecía el adecuado para un actor tan reconocible como Brad Pitt, es justamente lo que más me gustaba. Es un icono, pero siempre me ha parecido que tiene una presencia magnética que va mucho más allá de su popularidad. Nunca había interpretado un papel así y me entusiasmaba la idea – creo que a él también – de transformarle en un hombre de mediana edad en plena crisis. Estuvo asombroso y me dio todo lo que llevaba dentro”.

  Para el papel de Susan, la mujer de Richard, Alejandro González Iñárritu sabía que necesitaba a una gran actriz. Cuando suena un disparo en medio de la nada y una bala rompe la ventana del autobús y penetra en el cuello de Susan, se queda en un semi coma durante la mayor parte de la película. “Me pareció que sólo una actriz de la talla de Cate sería capaz de hacer algo interesante teniendo en cuenta que casi siempre está tumbada en el suelo”, dice el director. “Más aún, los espectadores deben querer a Susan, y Cate es una actriz capaz de conseguir que se identifiquen con ella. Su papel tiene muy pocos recursos físicos, casi todo depende de sus ojos y de su capacidad para comunicar su dolor. La gravedad de la situación estaba en sus manos, pero es una actriz que facilita mucho la vida del director”. Y añade: “Nos ha demostrado que no existen los papeles ‘pequeños’. Es una princesa a cualquier nivel”.

  Cate Blanchett reconoce que al leer el guión “se quedó atrapada por la visión de Alejandro”. Luego pensó en las dificultades que planteaba su personaje: “Cuando hablé con Alejandro, mi primera reacción fue decirle: ‘Es una historia increíble, ¿pero qué hago yo aquí?’ Aunque no tardé en darme cuenta del enorme reto que representaba comunicar al público el abismo de malentendidos que había entre Richard y mi personaje disponiendo de tan poco diálogo y tiempo en la pantalla”.

  La actriz comprendió que la confianza que tenía en el director le era de gran ayuda. “Alejandro ha puesto mucho de sí mismo en esta película”, explica. “Fue muy generoso a la hora de compartir sus experiencias y nos ayudó a Brad y a mí a construir una historia en la que apoyarnos. A menudo nos dirigía en voz alta durante toda la toma, como si fuera una película muda, añadiendo mayor efecto a la inactividad de Susan. Ya lo dijo Scorsese: ‘Hacer cine es saber dónde colocar la cámara’, y Alejandro lo sabe instintivamente”.

Los dos hermanos marroquíes, Yusef y Ahmed, también eran de suma importancia para esta primera historia. Su reto adolescente para saber cuál de los dos dispara más lejos tiene consecuencias inesperadas para ellos y para el pueblo. Un disparo de una Winchester del calibre 270 basta para convertirlos en fugitivos supuestamente involucrados en una conspiración terrorista.

  Para interpretar a los dos chicos, Alejandro González Iñárritu decidió recurrir a dos adolescentes que no eran actores. “Trabajar con personas que no son actores es un reto, pero también aporta más realismo”, dice. “Cuando empezamos el casting, vi que los actores marroquíes no parecerían auténticos, tenían la piel demasiado suave, se cuidaban demasiado”.

  Diecisiete días antes de comenzar a rodar en Marruecos, los únicos actores seguros eran Brad Pitt y Cate Blanchett. Desde los alminares de las mezquitas de pequeños pueblos en el Sahara, se anunció que tendrían lugar castings, y cientos de personas hicieron cola para participar. Alejandro González Iñárritu cree sinceramente que es la mejor decisión que pudo tomar. Así fue como encontró a Boubker Ait El Caid y a Said Tarchini. Los escogió por sus fascinantes y expresivos rostros que destacaban entre la multitud. También así encontró a Mohamed Akhezam, un informático de 27 años, el hombre ideal para interpretar a Anwar, el desesperado guía de Richard y Susan.

  Para Mohamed Akhezam, actor aficionado, la oportunidad de trabajar en una película internacional de esta envergadura es “mágica e increíble”. Dice que los dos famosos actores intentaron hacerle sentir cómodo a pesar de sus diferencias culturales. “Cuando vi a Brad y a Cate por primera vez, sabía que eran grandes estrellas y que sus vidas eran muy diferentes de la mía, pero también son personas muy llanas, muy simpáticas”, dice Mohamed Akhezam. “Son muy naturales. Brad es bondadoso, me hacía sentir bien. Cate es muy tranquila, muy profesional. Respeto su concentración. La oportunidad de trabajar con ellos solo ocurre una vez en la vida”.

  Para la emotiva historia de la niñera, que transcurre en la frontera de Estados Unidos con México, Alejandro González Iñárritu empezó buscando a la actriz para interpretar a Amelia, una inmigrante ilegal que cruza la frontera para ir a la boda de su hija y a la que abandonan en medio del desierto de Sonora con dos niños estadounidenses. El director vio a cientos de actrices bilingües. Fue su mujer, María Eladia, quien le habló de Adriana Barraza, que ya había trabajado con el director en Amores Perros, en el papel de la madre de Octavio.

  “Adriana nos mandó una cinta y casi me puse a llorar viéndola”, recuerda el director. “Sabe sacar ese amor incondicional de madre, de mujer dura que ha sufrido mucho”. Como millones de ciudadanos mexicanos en Estados Unidos, Amelia es invisible. “En su encarnación de estas personas olvidadas, Adriana Barraza aporta un nuevo significado a la palabra ‘encarnación’. Ha sabido imprimir a cada movimiento de su cuerpo, de sus manos, a sus miradas, la ternura y complejidad necesarias para que su personaje no sea un estereotipo. Es sublime”.

  Una parte importante de la historia depende de los niños que entran con ella en México. Mike, interpretado por el desconocido Nathan Gamble, y Debbie, interpretada por Elle Fanning, permiten a Alejandro González Iñárritu desvelar un lado hasta ahora invisible de México a través de su ingenua perspectiva. “La sociedad estadounidense tiene ciertos prejuicios contra México. Por eso quería enseñar el país a través de la mirada de los niños, donde prevalece el ambiente de inocencia y de continuo descubrimiento”, dice el director. “Lo que para un adulto puede parecer sucio, excéntrico y pobre, para un niño puede ser divertido, atractivo y diferente. Me interesaba explorar una nueva faceta de un territorio que suele retratarse negativamente en el cine, y pude hacerlo gracias a los niños”.

  Para el papel de Santiago, el hermano de Amelia que se emborracha y les lleva al desierto, Alejandro González Iñárritu habló con Gael García Bernal, el actor al que descubrió para interpretar a Octavio en Amores Perros y que se ha convertido en una estrella internacional.

  “Pensé en Gael desde que la historia me vino a la mente”, recuerda. “No podía acabar este tríptico sin él. Es uno de mis actores favoritos. Ha interpretado con gran sutileza la complicada naturaleza de Santiago, que simboliza la doble personalidad de un cierto tipo de mexicano que puede ser encantador, simpático y entusiasta, pero que cuando bebe, es irresponsable, rencoroso y se enoja por nada. También demuestra lo que sienten algunos de los mexicanos que cruzan la frontera cada día hacia la policía estadounidense. La inesperada ira de Santiago no se debe a esa noche ni a lo que ha bebido, sino a los años de humillación y de resentimiento”.

  El personaje de Santiago intrigó a Gael García Bernal. “Cuando Alejandro empezó a hablarme de BABEL, me pareció conocer al personaje”, dice el actor. “No me gusta aceptar papeles con los que no puedo identificarme, pero me llegan muchos guiones con personajes así, narcotraficantes, miembros de bandas. Me bastó con leer 15 páginas de esta historia para saber que era diferente”.

  Posiblemente la más íntima de las cuatro historias que componen BABEL sea la que transcurre en la caótica ciudad de Tokio. Habla de una adolescente solitaria y de su padre viudo que están misteriosamente unidos al destino de los demás personajes de la película.

  Para el papel de Yasijuro, el padre frustrado que no consigue comunicarse con su hija después del suicidio de su madre, Alejandro González Iñárritu escogió a uno de los actores más famosos de Japón, Kôji Yashuko. Aunque no es un papel muy grande, el director sabía que quería a un actor capaz de dejar una fuerte impresión en un tiempo relativamente corto. “El padre sólo aparece en un par de escenas, pero necesitábamos a un actor con mucha presencia y peso para que el espectador se acordase de él aunque ya no estuviera en pantalla”, dice el director. Y añade que admira “la economía de movimientos” de Kôji Yashuko.

  En cuanto a la hija, Chieko, la enojada adolescente sordomuda de insaciable curiosidad sexual, empezó a buscarla a partir de 2004. Era consciente de que no sería fácil encontrar la mezcla de descaro, deseo y dolor, sobre todo en una actriz sorda. Cuando se presentó Rinko Kikuchi, de 24 años, Alejandro González Iñárritu se quedó asombrado por su talento, pero le retuvo el hecho de que la actriz no fuera sorda. Siguió haciendo pruebas a cientos de actrices durante los siguientes nueve meses, pero siguió pensando en Rinko Kikuchi y decidió darle el papel. “Nadie se había acercado al espíritu, a la tristeza y al aislamiento que ella había sabido transmitir”.

  Incluso antes de que obtuviera el papel, la actriz estaba tan decidida a trabajar en la película que empezó a tomar clases de lenguaje para sordos. “Fue una decisión valiente y sabia”, recuerda el director. “A veces, la magia y el arte de la interpretación depende de la transformación”.

 Para vencer los obstáculos de la comunicación, Alejandro González Iñárritu tuvo la ayuda de tres mujeres a las que describe como “más que traductoras” que le permitieron “dirigir como si el idioma no fuera un problema”.

  “En Marruecos, he contado con Hiam Abbass. Más que una traductora, es la persona que me ha ayudado a construir una unión emocional con los actores árabes. Sin ella, jamás habría podido conseguirlo”, reconoce el director. “Y lo mismo pasa con Mariko y Rieko en Japón. Mariko, nuestra traductora de lenguaje para sordos, me ha permitido comunicarme con los miembros sordomudos del reparto. Juntos hemos tendido un puente de comunicación. Rieko ha sido mi traductora de japonés y ha hecho posible que mi voz se oiga y comprenda lo que, dadas las circunstancias, no ha sido tarea fácil”. En opinión del director, se han trascendido las barreras culturales e idiomáticas llegando al corazón de la temática de la película.

  • Las localizaciones

  Curiosamente, cada uno de los decorados ha jugado un papel en la vida de Alejandro González Iñárritu. Hizo un viaje a Marruecos a los 17 años que cambió su vida. En el momento que descubrió los desiertos de brillo trémulo y las reposadas montañas, decidió que algún día rodaría una película en ese país. En esta época de terrorismo y miedo, el decorado cobró mayor relevancia en una historia de mala comunicación y razones equivocadas. Los viajes que había realizado previamente a Japón también le convencieron de que algún día debía regresar con una cámara. En 2003, durante la promoción de 21 gramos, visitó Hakone, una montaña famosa por sus aguas termales. Allí vio a un anciano cuidar de una adolescente japonesa deficiente mental con amor y dignidad. La imagen se le quedó grabada y despertó la idea de contar la historia de dos personas aisladas en el bullicioso Japón. Durante este mismo viaje no dejó de ver a personas sordomudas, plantando definitivamente la semilla de la historia.

Y, finalmente, su propio traslado de México DF a Estados Unidos también influyó en la historia. El director tenía muy claro que una de las historias debía transcurrir en la peligrosa frontera que separa México de Estados Unidos. “Yo también soy un emigrante, y he obtenido una perspectiva más clara de mi país, de mi gente y de mí mismo. Ahora también entiendo lo que siente un ciudadano de tercera viviendo en el primer mundo y la complejidad de lo que esto implica”.

  El rodaje de BABEL empezó en Marruecos en mayo de 2005 y siguió en México y Tokio. Pero estuvieran donde estuvieran, Alejandro González Iñárritu intentó aportar la misma sensibilidad. “Queríamos fundirnos en cada una de estas culturas”, dice. “Queríamos ir más allá de la visión blanca y negra del extranjero o del turista”.

  En Marruecos hubo que encontrar un decorado que hiciera las veces del pueblo de Tazarine, un pequeño enclave situado en el desierto del sur. El director sabía lo que buscaba: un pueblo tradicional con una plaza central con mezquita, una vegetación casi inexistente y una carretera lo bastante ancha para un autobús (además de los vehículos de producción).

  Radiando desde Ouarzazate, el nuevo centro cinematográfico de Marruecos, Alejandro González Iñárritu encontró el pueblo bereber de Taguenzalt. El diminuto pueblo se erige en las rocosas gargantas del valle del Draa. Sus antiguas casas de adobe (ksurs) se abren a patios interiores. En las azoteas, las mujeres tiñen la lana en enormes calderas de agua hirviendo, usando henna, azafrán y otros tintes tradicionales para tejer las apreciadas alfombras bereberes. Cada noche, el feroz viento sahariano pinta el cielo de naranja con la puesta de sol.

  “Me gustó el pueblo porque era simple y muy real”, dice el director. “La gente de Taguenzalt es muy amable, muy espiritual, realmente espirituales. Me sentí seguro entre ellos”.

  Los habitantes de Taguenzalt hacen remontar sus primeros antepasados bereberes a más de 3.000 años. Subsisten mayormente del pastoreo, el cultivo de higos, dátiles, y de la venta de sus famosas alfombras y bolsos. El pueblo está tan anclado en la tradición que la electricidad llegó poco antes de que empezara el rodaje. Hasta ahora, los televisores funcionaban con baterías. Aun así, nadie reconoció a los actores, ni siquiera a Brad Pitt, pero todo el pueblo participó con entusiasmo, con más de 200 personas como extras.

  A pesar de la amabilidad y hospitalidad de la gente, rodar en Marruecos puede llegar a ser desalentador. La temperatura alcanza regularmente los 37 grados y las tormentas de arena llegan casi todas las tardes. Pero la incomodidad añade mayor realismo a BABEL. “El calor era brutal e incómodo, pero de eso va la historia. No hablamos ya de interpretación de método, sino de ejecución de método”, dice Alejandro González Iñárritu, riendo.

  Después de Marruecos, el equipo se fue a Tijuana, México, y volvió a encontrar un desierto polvoriento y caluroso con un pequeño pueblo perdido. La aldea norteña de El Carrizo se transformó en “Los Lobos”, el hogar de Amelia. También se rodaron secuencias clave en la frontera, sobre todo en el lado mexicano, desde donde se ve la inmensa valla, las cámaras de vigilancia, los potentes focos y la atmósfera de fortaleza que despide. Un equipo reducido se adentró en el duro y desolado desierto de Sonora para rodar las escenas en las que Amelia y los niños luchan por sobrevivir después del desastre.

  “Hubo que ingresar a cinco personas durante el rodaje en el desierto de Sonora, Amelia casi sufre una insolación. No fue nada fácil”, explica Alejandro González Iñárritu.

  Por fin llegaron a Tokio. Pero aunque es el único decorado urbano de toda la película, también planteaba grandes problemas. “Tokio fue una experiencia maravillosa y complicada”, dice Alejandro González Iñárritu. “Las cosas avanzan lentamente, no hay comisiones cinematográficas para echar una mano. No conceden permisos de rodaje, se trata de escapar antes de que llegue la policía. Hace falta valor y pensar un poco como la guerrilla, improvisar, ser rápidos”.

  Cada fase de la realización de BABEL refleja la situación de los personajes, aportando mayor profundidad a la película. “Cada día tuve que adaptar el guión dependiendo de mi inmersión en cada cultura”, dice el director. “Pero dejaré que el público decida si la película moldea la realidad o si es al contrario”.